
IVIC descubre restos paleontológicos claves para América
La importancia de este hallazgo radica en los aportes al conocimiento de la paleoecología suramericana de hace 1,8 millones de años. Se determinará cómo eran las relaciones tróficas o relaciones alimenticias: quién comía qué, quién se comía a quién y quién vivía dónde. Con esta información es posible evaluar las condiciones paleoambientales de ese momento y resolver incógnitas como: ¿por qué se extinguieron? ¿cómo evolucionaron? y ¿qué relaciones tuvieron estos animales con otros del resto del mundo?
Tereinés Montaño Fuentes
tmontano@ivic.ve
Unas 33 especies de vertebrados, entre aves, reptiles y mamíferos, tales como patos, garzas, gavilanes, zamuros, tortugas, cocodrilos, culebras, insectos, dantas, llamas, armadillos gigantes, lobos, pequeños gatos y el primer registro de un primate fósil de tigres dientes de sable, componen el tesoro oculto en un pozo de asfalto al oriente de Venezuela, considerado una pieza clave de la paleoecología de América del Sur.
Este depósito fosilífero tiene aproximadamente una edad entre 1.8 millones y 500 mil años en el pasado, al tomar en cuenta el tipo de fauna encontrada, explica el coordinador del proyecto paleontológico, el doctor Ascanio Rincón, quien es paleontólogo del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
El hallazgo nos pone en el marco del gran intercambio biótico americano: “Suramérica por espacio de 65 millones de años, después de la ruptura del supercontinente conocido como Pangea, estuvo aislada y hace aproximadamente 3 millones de años se conectó a Centroamérica, lo que creó un puente terrestre que permitió la migración de la fauna y la flora del sur al norte y viceversa. Esto es lo que se conoce como el Gran Intercambio Biótico Americano, del que conocemos muy pocas cosas, sólo se cuenta con información recabada de los yacimientos en los Estados Unidos y Argentina, por lo que cabe preguntar ¿qué pasó en la mitad? ¿qué sucedió en el puente conformado por Colombia y Venezuela?”, se pregunta el científico.
Justamente estos restos paleontológicos encontrados en el oriente del país ofrecen claras respuestas a las interrogantes. El doctor Rincón los considera entre los yacimientos fosilíferos más importantes de los últimos 60 años de historia paleontológica de Suramérica.
“Conseguimos vertebrados fósiles que no han sido registrados ni siquiera en América del Sur, como es el caso del tigre dientes de sable que es el primer registro de la tribu Homotheriini para Suramérica y que ahora con este hallazgo queda totalmente confirmado. Se conoce un pequeño registro al sur de Uruguay de esta tribu, pero aún existen muchas dudas al respecto porque apenas es un fragmento mandibular. El ejemplar encontrado corresponde a un cráneo completo y además tenemos evidencias que en el depósito había 6 individuos de diferentes edades, lo cual indica que es una población estable de este tigre en el oriente de Venezuela y en Suramérica” agrega el paleontólogo.
Una ventana hacia el pasado
El Centro de Ecología del IVIC lleva a cabo un proyecto que incluye el estudio de los yacimientos fosilíferos en depósitos de asfalto de Venezuela, por ser considerados una amplia ventana hacia el pasado, debido a que estos funcionan como especie de papel atrapamoscas, pues todo lo que tiene contacto con su superficie, se queda pegado, muere y tiene una alta probabilidad de fosilizarse.
“Del tigre dientes de sable que tenemos en el Laboratorio de Biología de Organismos del IVIC sabemos que es originario de África y data de aproximadamente 4 millones de años, en el Plioceno Temprano. Atravesó África, Europa y luego América del Norte, donde se pensaba que se había extinguido hace unos 500 mil años. Pero, en el hallazgo de oriente conseguimos no sólo 1 sino 6 ejemplares, lo que quiere decir efectivamente que durante el Gran Intercambio Biótico Americano, este tigre cruzó a Suramérica pero por alguna razón no sobrevivió sino que se extinguió” narra Rincón.
Los tigres dientes de sable pertenecen a la familia Felidae que agrupa a todos los gatos, leones, tigres, etc., y a su vez pertenece a la subfamilia Machairodontinae que integra todos los tigres dientes de sable, pero el material del oriente de Venezuela pertenece a la tribu denominada Homotheriini, que quiere decir “tigre dientes de cimitarra” porque tiene los caninos en forma de un cuchillo tipo cimitarra árabe. “Otra característica es el tipo de sierra que tienen los dientes, en el caso de los Homotheriini el tipo de sierra es muy gruesa, en cambio en los Smilodontini, es decir, los verdaderos dientes de sable, la sierra es muy fina” detalla el científico.
Otra meta del proyecto es crear un instituto de investigación en el ámbito de la paleontología en oriente, con la colaboración de PDVSA, IVIC y el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), órgano adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, el cual es responsable de otorgar los permisos para realizar exploraciones y extracciones de fósiles en el país. Con este gran proyecto la paleontología venezolana tendrá el impulso que merece, y ocupará un lugar en el mundo.
¿Cómo fueron hallados los restos paleontológicos?
“El bloque de asfalto donde estaba el cráneo del tigre de dientes de sable fue separado del terreno y luego fue aislado. Le pusimos alrededor papel absorbente humedecido y preparamos una camisa de yeso para armar un caparazón que nos permitiera luego trasladar el fósil. Cuando tratamos de aislar el bloque nos encontramos con miles de fósiles que estaban en los alrededores. Es imposible introducir un dedo en el sedimento sin toparse con huesos, pues este depósito presenta una alta densidad de fósiles”.
En el Laboratorio del IVIC retiraron la cubierta de yeso y observaron que la pieza tenía un fémur de mastodonte que lo estaba comprimiendo, por eso el cráneo del tigre dientes de sable está oprimido de un lado. “Luego inyectamos pegamento en todas las cavidades del fósil, con el fin de consolidarlo primero antes de poder extraerlo y dejando la posibilidad que si alguien quiere estudiarlo con mayor detalle puede desarmarse y armarse otra vez, o hacerse una tomografía en 3D para construir una imagen virtual del cráneo” explica Rincón.
El cráneo tiene un color oscuro debido al tipo de sedimento en el cual fue encontrado, es decir, un sedimento con mucho asfalto, lo que provoca además que la limpieza sea más difícil. “Utilizamos exploradores curvos parecidos a los que usan los odontólogos normalmente, brochas muy suaves y alcohol etílico, no usamos gasolina porque siempre conservamos la esperanza de conseguir ADN en este tipo de muestras. El alcohol etílico no degrada el ADN y es un buen disolvente para el petróleo, lo que quiere decir que tenemos una metodología de trabajo bastante estable que no daña el fósil ni el ADN y nos permite hacer una limpieza”.
La importancia de este hallazgo radica en los aportes al conocimiento de la paleoecología suramericana de hace 1,8 millones de años. Se determinará cómo eran las relaciones tróficas o relaciones alimenticias: quién comía qué, quién se comía a quién y quién vivía dónde. Con esta información es posible evaluar las condiciones paleoambientales de ese momento y resolver incógnitas como: ¿por qué se extinguieron? ¿cómo evolucionaron? y ¿qué relaciones tuvieron estos animales con otros del resto del mundo?
Tereinés Montaño Fuentes
tmontano@ivic.ve

Unas 33 especies de vertebrados, entre aves, reptiles y mamíferos, tales como patos, garzas, gavilanes, zamuros, tortugas, cocodrilos, culebras, insectos, dantas, llamas, armadillos gigantes, lobos, pequeños gatos y el primer registro de un primate fósil de tigres dientes de sable, componen el tesoro oculto en un pozo de asfalto al oriente de Venezuela, considerado una pieza clave de la paleoecología de América del Sur.
Este depósito fosilífero tiene aproximadamente una edad entre 1.8 millones y 500 mil años en el pasado, al tomar en cuenta el tipo de fauna encontrada, explica el coordinador del proyecto paleontológico, el doctor Ascanio Rincón, quien es paleontólogo del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
El hallazgo nos pone en el marco del gran intercambio biótico americano: “Suramérica por espacio de 65 millones de años, después de la ruptura del supercontinente conocido como Pangea, estuvo aislada y hace aproximadamente 3 millones de años se conectó a Centroamérica, lo que creó un puente terrestre que permitió la migración de la fauna y la flora del sur al norte y viceversa. Esto es lo que se conoce como el Gran Intercambio Biótico Americano, del que conocemos muy pocas cosas, sólo se cuenta con información recabada de los yacimientos en los Estados Unidos y Argentina, por lo que cabe preguntar ¿qué pasó en la mitad? ¿qué sucedió en el puente conformado por Colombia y Venezuela?”, se pregunta el científico.
Justamente estos restos paleontológicos encontrados en el oriente del país ofrecen claras respuestas a las interrogantes. El doctor Rincón los considera entre los yacimientos fosilíferos más importantes de los últimos 60 años de historia paleontológica de Suramérica.
“Conseguimos vertebrados fósiles que no han sido registrados ni siquiera en América del Sur, como es el caso del tigre dientes de sable que es el primer registro de la tribu Homotheriini para Suramérica y que ahora con este hallazgo queda totalmente confirmado. Se conoce un pequeño registro al sur de Uruguay de esta tribu, pero aún existen muchas dudas al respecto porque apenas es un fragmento mandibular. El ejemplar encontrado corresponde a un cráneo completo y además tenemos evidencias que en el depósito había 6 individuos de diferentes edades, lo cual indica que es una población estable de este tigre en el oriente de Venezuela y en Suramérica” agrega el paleontólogo.
Una ventana hacia el pasado
El Centro de Ecología del IVIC lleva a cabo un proyecto que incluye el estudio de los yacimientos fosilíferos en depósitos de asfalto de Venezuela, por ser considerados una amplia ventana hacia el pasado, debido a que estos funcionan como especie de papel atrapamoscas, pues todo lo que tiene contacto con su superficie, se queda pegado, muere y tiene una alta probabilidad de fosilizarse.
“Del tigre dientes de sable que tenemos en el Laboratorio de Biología de Organismos del IVIC sabemos que es originario de África y data de aproximadamente 4 millones de años, en el Plioceno Temprano. Atravesó África, Europa y luego América del Norte, donde se pensaba que se había extinguido hace unos 500 mil años. Pero, en el hallazgo de oriente conseguimos no sólo 1 sino 6 ejemplares, lo que quiere decir efectivamente que durante el Gran Intercambio Biótico Americano, este tigre cruzó a Suramérica pero por alguna razón no sobrevivió sino que se extinguió” narra Rincón.
Los tigres dientes de sable pertenecen a la familia Felidae que agrupa a todos los gatos, leones, tigres, etc., y a su vez pertenece a la subfamilia Machairodontinae que integra todos los tigres dientes de sable, pero el material del oriente de Venezuela pertenece a la tribu denominada Homotheriini, que quiere decir “tigre dientes de cimitarra” porque tiene los caninos en forma de un cuchillo tipo cimitarra árabe. “Otra característica es el tipo de sierra que tienen los dientes, en el caso de los Homotheriini el tipo de sierra es muy gruesa, en cambio en los Smilodontini, es decir, los verdaderos dientes de sable, la sierra es muy fina” detalla el científico.
Otra meta del proyecto es crear un instituto de investigación en el ámbito de la paleontología en oriente, con la colaboración de PDVSA, IVIC y el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), órgano adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, el cual es responsable de otorgar los permisos para realizar exploraciones y extracciones de fósiles en el país. Con este gran proyecto la paleontología venezolana tendrá el impulso que merece, y ocupará un lugar en el mundo.
¿Cómo fueron hallados los restos paleontológicos?
“El bloque de asfalto donde estaba el cráneo del tigre de dientes de sable fue separado del terreno y luego fue aislado. Le pusimos alrededor papel absorbente humedecido y preparamos una camisa de yeso para armar un caparazón que nos permitiera luego trasladar el fósil. Cuando tratamos de aislar el bloque nos encontramos con miles de fósiles que estaban en los alrededores. Es imposible introducir un dedo en el sedimento sin toparse con huesos, pues este depósito presenta una alta densidad de fósiles”.
En el Laboratorio del IVIC retiraron la cubierta de yeso y observaron que la pieza tenía un fémur de mastodonte que lo estaba comprimiendo, por eso el cráneo del tigre dientes de sable está oprimido de un lado. “Luego inyectamos pegamento en todas las cavidades del fósil, con el fin de consolidarlo primero antes de poder extraerlo y dejando la posibilidad que si alguien quiere estudiarlo con mayor detalle puede desarmarse y armarse otra vez, o hacerse una tomografía en 3D para construir una imagen virtual del cráneo” explica Rincón.
El cráneo tiene un color oscuro debido al tipo de sedimento en el cual fue encontrado, es decir, un sedimento con mucho asfalto, lo que provoca además que la limpieza sea más difícil. “Utilizamos exploradores curvos parecidos a los que usan los odontólogos normalmente, brochas muy suaves y alcohol etílico, no usamos gasolina porque siempre conservamos la esperanza de conseguir ADN en este tipo de muestras. El alcohol etílico no degrada el ADN y es un buen disolvente para el petróleo, lo que quiere decir que tenemos una metodología de trabajo bastante estable que no daña el fósil ni el ADN y nos permite hacer una limpieza”.
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