Escrito por Dick Emanuelsson, sub director ANNCOL
Iván Márquez. Foto: Dick Emanuelsson |
¿Cómo valora Usted la reacción en Colombia sobre la retención del general? ¿Ha aportado para concientizar a la opinión pública sobre la necesidad de un cese al fuego bilateral?
No se puede hablar de una sola reacción, porque, por un lado está la posición de los sectores militaristas que lidera el uribismo, los cuales han tomado este impase, propio de la guerra, como otra excusa para hacer campaña en función del rompimiento de los diálogos. Por otro lado está la posición absurda de un gobierno que insiste en negar la posibilidad de un armisticio, ordena incrementar las operaciones militares, arguyendo que eso hace parte de las reglas del juego, pero al mismo tiempo, no quiere que le toquen a sus militares.
El presidente Juan Manuel Santos junto al general Rubén Darío Alzate en enero.
Hay una incoherencia total entre el discurso de paz del gobierno, sus órdenes de escalar la confrontación y su decisión impulsiva de suspender los diálogos como consecuencia de un desenlace militar desfavorable para el Estado. Pero lo más importante es que en medio de todo esto, existe también un gran clamor nacional, mayoritario, que ha tomado el hecho como argumento para insistir en que es necesario un cese bilateral de fuegos que permita un avance de las conversaciones en condiciones más favorables, que signifiquen tranquilidad y alivio para las comunidades. Nosotros confiamos en que esta última posición, que es la más equilibrada, triunfe para que efectivamente el proceso se reinicie, pero que esta experiencia sirva para exigir mayor seriedad y compromiso al gobierno, porque no puede ser que el proceso y la ininterrupción de los diálogos estén sometidos a los caprichos del presidente. Santos no puede pretender suspender y reiniciar los diálogos cuando a él le parezca desconociendo el hecho de que en la mesa somos partes iguales. A la larga su determinación unilateral e injustificada nos hará perder tiempo valioso en el camino hacia el acuerdo final. Después de las liberaciones de los prisioneros de guerra nos tocará ponernos de acuerdo sobre cuándo reiniciar el diálogo.
En breve; ¿se imaginaban hace dos años que llegarían donde están ahora en las negociaciones?
Desde que llegamos a La Habana fue con la decisión de colocar nuestros máximos esfuerzos para alcanzar un acuerdo de paz con el gobierno, por eso hemos dicho que no serán las FARC las que se levanten de la Mesa. Hasta el momento se han logrado grandes avances, pero creemos que el tiempo habría sido más productivo con una participación más amplia de los diversos sectores de la sociedad y en medio de un ambiente sin hostilidades.
¿Cuál es el tema de la Agenda más espinoso y complicado?
Todos los temas tienen complicación porque se trata de la confrontación de dos visiones totalmente contrarias. Está la visión neoliberal del gobierno que apunta a mantener un régimen de privilegios para la oligarquía, y está nuestra visión de país democrático, donde la participación ciudadana sea plena y la institucionalidad se configure con políticas económicas que favorezcan a los inmensos sectores empobrecidos de Colombia. Entonces, de aquí se desprende que uno de los aspectos más problemáticos está en que el Gobierno, apartándose del preámbulo del Acuerdo General, pretenda que un asunto de tanta trascendencia, como es el de definir la política económica, no se puede discutir en la mesa. Esto, hablando de aspectos que conciernen al conjunto de la sociedad, pero también hay otros que tienen que ver directamente con el futuro de la insurgencia, y me refiero, por ejemplo, a manejar estos diálogos como si se tratara de un proceso de sometimiento en el que los alzados deben entregar las armas y terminar tras las rejas para que todo siga igual, y sin aludir para nada a la máxima responsabilidad que tiene el bloque de poder dominante en la generación de la guerra. Es obvio que tal escenario no va a ser posible, y que con las FARC se tendrán que pactar e implementar acuerdos que funden la justicia social, como base esencial de la paz.
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La cúpula militar y el MindDefensa imposibilitan la entrega del general debido a la intensificación de los operativos militares, según las FARC
Boletin de Prensa de las FARC
Creado en Domingo, 23 Noviembre 2014 12:38
Las FARC denuncian en su Boletin de Prensa que en las regiones de la entrega del general y también en el departamento de Arauca han sido copadas militarmente con desembarcos de tropas y bombardeos, sobrevuelos de aeronaves de inteligencia. ¿Cuál es la intención?

El sábado anterior, el Presidente Santos, refiriéndose al proceso de liberación de los prisioneros de guerra, general Rubén Alzáte, el suboficial Jorge Rodríguez y los soldados Cesar Rivera y Jonathan Díaz, en poder de los Bloques Comandante Jorge Briceño e Iván Ríos de las FARC, manifestó en su cuenta de twitter que ha dado instrucciones para facilitar esa liberación la próxima semana.
Pero lo que acontece en las dos áreas geográficas, escenario de la eventual liberación, no coincide con las palabras del primer mandatario. Ocurre que la zona del Atrato y sus principales afluentes ha sido copada militarmente con desembarcos de tropas y bombardeos, sobrevuelos de aeronaves de inteligencia, y el establecimiento de medidas que restringen el movimiento de la población civil compuesta fundamentalmente por pueblos indígenas y comunidades afro. Dichas comunidades prácticamente han sido sitiadas por el ejército.
Mientras esta situación no sea modificada sería improbable tener de regreso a la libertad en la próxima semana al general Alzáte y a sus acompañantes. El sentido común sugiere que la intensidad de las operaciones debe amainar, incluso, que algunos caseríos deben ser despejados de presencia de tropas, debido a que, por tratarse de una región selvática, los únicos lugares adecuados para el aterrizaje de los helicópteros de la misión humanitaria que encabezan los países garantes de los diálogos, Cuba y Noruega, y el CICR, se encuentran en las adyacencias de tales lugares.
Si el protocolo se observa rigurosamente como ha ocurrido en otras ocasiones, podremos afirmar que el próximo martes los soldados profesionales capturados en combate en Arauca, podrán abrazar la libertad.
DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP
La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, noviembre 23 de 2014
BOLETÍN DE PRENSAEl sábado anterior, el Presidente Santos, refiriéndose al proceso de liberación de los prisioneros de guerra, general Rubén Alzáte, el suboficial Jorge Rodríguez y los soldados Cesar Rivera y Jonathan Díaz, en poder de los Bloques Comandante Jorge Briceño e Iván Ríos de las FARC, manifestó en su cuenta de twitter que ha dado instrucciones para facilitar esa liberación la próxima semana.
Pero lo que acontece en las dos áreas geográficas, escenario de la eventual liberación, no coincide con las palabras del primer mandatario. Ocurre que la zona del Atrato y sus principales afluentes ha sido copada militarmente con desembarcos de tropas y bombardeos, sobrevuelos de aeronaves de inteligencia, y el establecimiento de medidas que restringen el movimiento de la población civil compuesta fundamentalmente por pueblos indígenas y comunidades afro. Dichas comunidades prácticamente han sido sitiadas por el ejército.
Mientras esta situación no sea modificada sería improbable tener de regreso a la libertad en la próxima semana al general Alzáte y a sus acompañantes. El sentido común sugiere que la intensidad de las operaciones debe amainar, incluso, que algunos caseríos deben ser despejados de presencia de tropas, debido a que, por tratarse de una región selvática, los únicos lugares adecuados para el aterrizaje de los helicópteros de la misión humanitaria que encabezan los países garantes de los diálogos, Cuba y Noruega, y el CICR, se encuentran en las adyacencias de tales lugares.
Si el protocolo se observa rigurosamente como ha ocurrido en otras ocasiones, podremos afirmar que el próximo martes los soldados profesionales capturados en combate en Arauca, podrán abrazar la libertad.
DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP
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