Glexsy Ynsú
Dugarte
Cátedra Libre
de Comunicación y Poder Popular UPTAEB. (*)
El inicio del Primer
Diplomado de Comunicación Comunitaria en la Universidad Bolivariana
de Venezuela y el anuncio de creación del viceministerio de comunicación
popular, desplegaron un abanico de expectativas en torno a dos áreas
determinantes para emprender una política comunicacional en Venezuela:
la formación en comunicación alternativa, popular o como decidamos
llamarla; y la consolidación de una estructura que desde del
Estado se siente a pensar, repensar, crear y recrear colectivamente
cuál debe ser su actuación y su abstención frente a estas experiencias
comunicacionales donde tenemos sembradas las semillas de esa “otra
comunicación posible”.
La vamos a llamar así:
la otra comunicación, escribió grandote en la pizarra Mauricio Brunner,
facilitador del módulo sobre Introducción a la Comunicación Comunitaria,
en este diplomado que comenzó el 01 de marzo, se extenderá hasta el
mes de agosto y en el cual se inscribieron 60 personas vinculadas a
radios y televisoras comunitarias, consejos comunales, comunas en construcción,
medios impresos, estudiantes y egresados de comunicación y de estudios
jurídicos de la UBV, Aporrea, Vive Tv, Diario Vea, Federación
Campesina de Venezuela, Coordinadora Simón Bolívar y el Bloque de
Prensa Revolucionario.
Popular, alternativa,
comunitaria, para el desarrollo, ciudadana, liberadora, emancipadora,
de base, educativa, horizontal, fueron algunos de los más de veinte
adjetivos de la comunicación, en torno a los cuales se realizó la
primera actividad grupal: otorgarle características, darle contenido
a cada una de esas palabras. Terminó como una “tarea para la casa”
que será socializada el próximo viernes y que en el caso de nuestro
equipo desató opiniones sobre la Ley de Comunicación Popular, la contra-información,
la guerra de cuarta generación y la sospecha de que la comunicación
ciudadana suena a comunicación escuálida, sin saber muy bien por qué.
Es una buena noticia
que sea la UBV la emprendedora de esta iniciativa, cuyos rostros más
visibles para nosotros han sido Luisana Colomine, Pedro Mujica, Mauricio
Brunner y Larissa Slibe. Que algunos asistentes expresaran su inconformidad
con el plan de estudios de comunicación social de la propia UBV, es
otra buena noticia. Que la UNESCO haya aprobado y esté financiando
el diplomado, tiene muchas lecturas, una de ellas: La UBV entró en
buena lid a un territorio minado, de donde apostamos va a salir ilesa.
Que los participantes
puedan incorporarse como facilitadores y hagan aportes para nutrir estos
encuentros, es un paso importante en ese camino de sumar fuerzas y cerebros
para desentrañar un asunto que no es exclusivo ni de los académicos,
ni de las instituciones del Estado, ni de los medios comunitarios, ni
de nuestro pueblo llano, por muy organizado que lo tengamos. Cada uno
ha hecho y podrá seguir haciendo aportes valiosos, pero ninguno, solo,
por su cuenta, podrá sostener sus propuestas sin el reconocimiento
del otro. Ningún ministerio o institución, por muy del poder popular
que se llame -sea Minci, MinComunas, Conatel- podrá articular una política
comunicacional si pretende hacerlo desde Santiago de León de Caracas,
con directorios que siempre están desactualizados, y en encuentros
donde diez, doce, veinte personas asumen la vocería de centenares de
estaciones radiales y televisivas que tenemos en todo el país. Ninguna
consejo nacional, red, bloque o asociación de medios, por mucho que
lo intente, podrá impulsar un movimiento comunicacional popular, al
margen de esta discusión amplia, cuyo eje central está en la tríada
educación-comunicación-cultura y cuyos aportes están no sólo en
las radios de las capitales de estado, sino en estaciones tan recónditas
como la de Capatárida, Sanare, Salom y Pueblo Nuevo de Paraguaná,
por citar algunas de centro occidente.
La creación de un viceministerio
para la comunicación popular abre la posibilidad de comenzar a delinear
un trabajo ajustado a la naturaleza de unos medios comunitarios que
hasta ahora, en el caso de las radios y televisoras, han sido tratados,
desde el Minci y desde las oficinas de prensa de las alcaldías, gobernaciones
y del resto de las instituciones del Estado, a partir de una visión
instrumental, difusiva, de instalación de equipos, receptoras de cuñas,
y no como lo que son: las semillas de esa otra comunicación posible
que estamos construyendo.
Son unas semillas, es
decir, podrán convertirse en árboles frondosos, con flores, con frutos,
o de sombra, pero ahorita son semillas, muchas de ellas sembradas en
condiciones adversas que les deparó el puntofijismo, pero que innegablemente
han encontrado buen abono desde que a esta tierra llegó el presidente
Chávez a cambiarle no sólo el nombre al país. Han sido sembradas
en cercanos y lejanos parajes, en muchos casos han sido abandonadas,
atacadas por plagas y enfermedades. De allí que requieran tierrita
fértil, agüita, oportuno control de malezas y otras labores especiales
de cultivo que según los campesinos es mejor emprender en luna de cuarto
creciente. Este nuevo viceministerio bien podría ser una suerte de
viceministerio del cultivo de la comunicación popular y este diplomado
que estamos estrenando, un espacio para que las propias semillas expresen
cómo es que las estamos tratando, dónde se están formando y cómo
se están sosteniendo.
(*) Responsable del proyecto de investigación Alcances y redefiniciones de la radio y televisión comunitaria. Diagnóstico
de los medios radioeléctricos alternativos de centro occidente venezolano,
financiado por el Fondo de Responsabilidad Social en Radio y Televisión
y en fase de redacción final. Postulada para realizar el diplomado
por la Radio Comunitaria Participativa 101.1, Barquisimeto, estado Lara.
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