Mientras el cónclave empieza a reunirse en Roma en este tiempo
de cuaresma para la elección del nuevo Papa, la noticia del fallecimiento
del presidente Hugo Chávez estremece a los gobernantes responsables
y a las comunidades de buena voluntad del mundo.
Llegan a su despedida
terrena gobernantes solidarios amigos, como la argentina Cristina Fernández,
el uruguayo Pepe Mujica, el boliviano Evo Morales…
En Venezuela, Marcelo Resende, de la oficina de naciones unidas para
la alimentación y agricultura reconoce: “El compromiso político del presidente Hugo Chávez de su gobierno
en la reducción de la desigualdad social de la pobreza y del hambre
es un ejemplo a ser seguido en América Latina y el mundo…Nuestra
más profunda estima y reconocimiento al grande líder presidente Hugo
Chávez”.
El ánimo popular venezolano, tiene su viacrucis. Desde la desolación por la pérdida, pese a
las intensas oraciones hechas por la salud del presidente, en el sentido
del clamor de Jesús “Dios mío Dios mío, por qué me has abandonado”.
Hasta la percepción de consuelo y de fortaleza espiritual. “Está
en nuestros corazones. Debemos seguir”.
Desde España la monja, teóloga y médica envía
un mensaje solidario “Desde Montserrat les envío un saludo apesadumbrado por la muerte del
presidente y mi oración para que la revolución bolivariana demuestre
su solidez y no se produzcan retrocesos en lo social, sino que se siga
avanzando por el bien del pueblo venezolano y para inspiración de los
otros pueblos que buscamos también la libertad. En comunión. Teresa
Forcades.”
Su mensaje transmite esperanza: Orar para continuar, para avanzar,
para corregir errores y mejorar los aciertos. Para no estancarse ni
dispersarse. Tener confianza en el Dios de Jesús Liberador. Quien no
abandona a sus hijos ni aún en los peores momentos. Jesús después
de la desolación en la pasión, refuerza su confianza: “en tus manos
encomiendo mi Espíritu”. Y la respuesta de Dios no es el silencio
de la derrota humana sino la Resurrección y la vida.
Y en las comunidades cristianas ecuménicas se vuelve a orar con más confianza. En
un sentido pascual. Porque se tiene fe en ese Dios con nosotros. Que
no abandona. Y que acoge a Chávez, con sus defectos y sus virtudes.
Y continúa el Espíritu de Jesús acompañando a su pueblo quien como
dice el teólogo boliviano Víctor Codina asume la fórmula breve “Diosito
nos acompaña siempre” que coincide con la exaltación de Jesús quien
“bendijo al Padre porque había ocultado los misterios del Reino a
los sabios y entendidos y se lo había dado a conocer a los pequeños
(Lc 10,21)…los que Eduardo Galeano denomina los “nadies” Jon Sobrino
“las víctimas” y Gustavo Gutiérrez “los insignificantes”,
son los que no tienen poder ni saber, los que no cuentan. Pablo nos
dirá que estos pobres y despreciados a los ojos del mundo han sido
escogidos por Dios para confundir a los sabios y poderosos del mundo.
(1.Co 1,26-31). (Codina V. Una Iglesia Nazarena. Teología desde los
insignificantes. Sal Terrae. Santander. 2010). Y así como dice el P.
Pablo Urquiaga, en la percepción popular Chávez “realmente
no ha muerto; ha
resucitado y vive entre nosotros, aleluya. Como Jesús de Nazaret,
ha tenido que pasar por su “calvario”; Hugo se eternizó en su pueblo y en todo el mundo; sobre todo
en los “pobres de la tierra donde quiso su suerte echar”. Siguiendo
el Espíritu Liberador las comunidades requieren reforzar esta percepción.
Aleluya.
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